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vie 19 dic 2014 08:03:34 UTC

La gran banca teme que la futura regulación de capital dañe su competitividad

Expansión. -Tras desarrollar la normativa de Basilea III, los supervisores siguen con el mantra de que es necesario «más y mejor capital» y endurecerán los requisitos de solvencia con nuevas exigencias. Su objetivo es que las entidades sean capaces de rescatarse a sí mismas o de liquidarse sin perjudicar a nadie más.

Dentro de esta filosofía del rescate interno (bail in), se requerirá un colchón de absorción de pérdidas (TLAC) –compuesto de capital y de determinados instrumentos de deuda- a una treintena de entidades financieras de todo el mundo consideradas sistémicas, entre las que figuran Santander y BBVA.

La cuantía de este supercolchón aún está negociándose, pero oscilará entre un mínimo del 16% al 20% de los activos ponderados por riesgo. A falta de que se concrete el umbral, el secretario general de la AEB, Pedro Pablo Villasante, aboga por extremar el análisis del impacto de las medidas, porque si la exigencia es muy fuerte «se puede crear un problema competitivo grande».

Villasante incide además en que el TLAC no se aplicará inicialmente en países emergentes como China. Sin aludir a Santander y BBVA, explica que los grandes bancos internacionales que han de construir este supercolchón para absorber pérdidas pueden enfrentarse a competidores fuera de Europa a los que no se les exige, pero que, paradójicamente, son de mayor tamaño que ellos.

En la presentación de los resultados trimestrales de los bancos de la AEB, el número dos de la patronal eludió valorar si estas exigencias de capital supondrán un obstáculo para que la banca recupere la rentabilidad perdida desde 2008. Pero reconoció que la regulación surgida tras la crisis «convierte a la industria bancaria en mucho más segura, por lo que los retornos son mucho más moderados».

Rentabilidad del 10% entre 2016 y 2017

Según sus previsiones, la rentabilidad sobre el capital (ROE) podría alcanzar el 10% entre 2016 y 2017. Se trata «más un deseo que de una previsión», matizó Villasante, partidario de no comparar la ratio actual, inferior al 6%, con la del 20% que lucía la banca española antes de la crisis porque «la situación es distinta», con tipos de interés en mínimos históricos y sin perspectivas de una subida a medio plazo.

«Si el balance no crece y los tipos de interés son bajos, hacer banca cada vez es más difícil», apostilló el secretario general de la AEB. No quiso anticipar si esta situación aboca a la banca a llevar a cabo una política de dividendos más prudente. «Habrá accionistas que prefieran una rentabilidad menor pero sostenida en el tiempo», planteó.

A su parecer, aunque el entorno aún es poco propicio para la actividad bancaria -por la atonía económica y el precio del dinero próximo a cero-, la crisis del sistema financiero ya se ha dejado atrás y la banca podría haber pasado el punto de inflexión para la mejora de sus resultados: «Los beneficios bancarios tienen un gran potencial de crecimiento que podrá percibirse tan pronto como se consolide el crecimiento económico y disminuyan las necesidades de provisiones».

Las entidades asociadas a la patronal ganaron 7.449 millones de euros hasta septiembre, un 11% más en tasa interanual, con una baja generación de ingresos y un nivel de morosidad aún elevado, lo que se tradujo en un importante esfuerzo en provisiones y saneamientos. Las dotaciones se elevaron a 17.412 millones de euros (-3%), lo que supone el 60% del margen de explotación y el doble del beneficio.


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