Gobiernos y comunidad internacional incapaces o indiferentes ante el feminicidio


CCOO. -En lo que llevamos de mes, cada dos días ha sido asesinada una mujer en España por su pareja o expareja. Casi 800 desde 2003. Y no son solo los asesinatos, con ser especialmente insoportables. Son millones de mujeres que a diario sufren España violencia física, sexual, psicológica de sus parejas. Y en todo el mundo, miles de millones de mujeres  y niñas que sufren violencia física y violaciones, correctivas, como arma de guerra en zonas de conflicto o de refugio, o para que dejen de estudiar.

Sufren acoso sexual, acoso por razón de sexo en el trabajo. Sufren mutilación genital, matrimonios y embarazos forzosos, trata y esclavitud sexual. Una realidad insoportable que requiere afrontar como una emergencia mundial estos ataques a los derechos humanos, a la vida, la seguridad y a la dignidad de las mujeres. Todas las instituciones, todos los poderes, todos los agentes, todos los recursos, todas las políticas. En España, en Europa, en el mundo. El fin de la violencia contra las mujeres y las niñas debe ser una prioridad mundial. CCOO demanda una acción global frenar la desigualdad de género que causa esta violencia.

 

Basta de retórica. La violencia de género es un gravísimo problema mundial y local, y requiere respuestas mundiales y locales. Para la Organización Mundial de la Salud, es una pandemia que afecta a 1 de cada 3 mujeres en todo el mundo. Tenemos que tener claro que mirando para otro lado, con medidas insuficientes, insolidarias, con recortes en prevención, con decisiones retrógradas en educación y legislación que refuerzan roles y estereotipos de género, con precarización laboral, con debilitamiento de los derechos laborales y con aumento de la pobreza, por citar solo algunas recientes disposiciones políticas, no solo no se ataja la violencia contra las mujeres y las niñas, sino que se activa. Lo demuestra el aumento de la violencia de género entre las personas más jóvenes que revelan diversos estudios especializados y la estadística del INE del 2014.

 

 Y sin olvidar otras políticas, aparentemente neutrales, con importante impacto de género. Pongamos, por ejemplo, las restricciones del Gobierno español sobre solicitantes de asilo y refugio, su vergonzosa oposición a la reasignación (1). A sabiendas de que, como alerta ACNUR, la agencia de Naciones Unidas, la mitad de las personas que solicitan refugio, las mujeres, añaden a los problemas y persecuciones generales situaciones de vulnerabilidad extremas que incluyen la violencia física y sexual.

 

Por eso, hoy proponemos una mirada más amplia sobre la violencia de género, que enfoquemos más allá de nuestras fronteras. Pongamos en la agenda pública una cara olvidada, cuando no oculta, la violencia recurrente y diaria contra las mujeres y las niñas en otras partes del mundo. El feminicidio, denunciado por las agencias internacionales, pero consentido de facto por una comunidad internacional indiferente o incapaz de frenar estas atrocidades.

 

Las que sufren las mujeres en zonas de conflicto, o por pertenecer a minorías perseguidas en otras regiones del mundo, o por tener aspiraciones de acceder a la educación o a una mínima autonomía vital, o por aspirar a disponer de libertad de pensamiento, de movimiento, de sentimiento o de sexualidad…

 

Nos conmovimos cuando el grupo Boko Haram secuestró masivamente a más de 200 niñas que estudiaban en una escuela de una región e Nigeria en mayo de 2014, secuestros masivos que se han repetido ante la impasibilidad internacional. Niñas que fueron, además de secuestradas, violadas, casadas a la  fuerza, embarazadas a la fuerza, vendidas, obligadas a combatir, etc. Algunas han logrado huir o fueron rescatadas, la mayoría permanece esclavizada.

 

Aunque las atrocidades del Estado Islámico no tienen límites, sabemos que hay añadidos en el caso de las mujeres, con estrategias de violencia sexual como arma de guerra. Conocemos la extrema violencia y esclavitud sexual con que tratan a las mujeres y niñas de las comunidades donde logran el control territorial, como la comunidad yazidíe de cultura kurda. Tampoco podemos olvidarlo.

 

La lista es infinita. Violaciones correctivas a lesbianas en Sudáfrica, en Nigeria, en Perú.  Recordemos el auge homofóbico y lesbofóbico del rearme patriarcal en amplias zonas del mundo, incluidas muchas con igualdad legal, que la homosexualidad no está permitida en 76 países, castigada con pena de muerte en varios de ellos.

 

Violaciones en grupo o violencia física extrema a mujeres para disuadirlas de continuar estudios en Afganistán, en India. Flagelaciones a mujeres en Sudán por llevar pantalones. Millones de niñas se ven obligadas a matrimonios forzosos por arreglos familiares o matrimonios forzosos con sus violadores,  o sufren mutilaciones genitales, que no sólo tienen lugar en determinadas regiones mundiales sino en países occidentales, a nuestro alrededor.

 

Y los peligrosos retrocesos en derechos reproductivos, incluido el derecho a abortar, que ponen en peligro la vida de mujeres y niñas en muchos países. España vuelva a avergonzar al mundo, al restringir el derecho a abortar de las mujeres y las niñas, a pesar de la advertencia de de Naciones Unidas…

 

CCOO no se conforma con la violencia de género. Suceda donde suceda. Demandamos al gobierno que actúe en todos los frentes, incluido el internacional, para que se afronte como emergencia esta vulneración de los derechos humanos de la mitad de la población y para intensificar su erradicación con todas las medidas al alcance.

 

Medidas que incluyen rectificaciones legislativas, como restituir la Ley Orgánica 2/2010, de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo. Medidas que implican desarrollos normativos, como que el gobierno apoye la demanda de CCOO y la Confederación Sindical Internacional (CSI) de  demandar a la OIT un Convenio sobre violencia de Género y Acoso sexual en el trabajo. Medidas que incluyen la retirada de la LOMCE, una ley que supone un retroceso educativo, que fomenta la segregación educativa y que ha eliminado asignaturas imprescindibles para el avance en Derechos humanos, igualdad y tolerancia como la Educación para la Ciudadanía.

 

Medidas que incluyen más esfuerzo presupuestario en políticas de igualdad, en prevención de violencia, en atención integral a víctimas, en formación en igualdad para profesionales jurídicos, de salud, de servicios sociales, de medios de comunicación, de orientación laboral… En definitivamedidas que incluyen asegurar la igualdad laboral y social de las mujeres, y la paridad política, por el empoderamiento económico y personal que conlleva.


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