Draghi propone una hoja de ruta para el euro a 10 años vista


Mario Draghi dijo que el presidente del Banco Central Europeo (BCE) no debía diseñar las políticas de gobierno de los países del euro, pero sin embargo su discurso en torno al laberinto en el que se ha metido la moneda común tuvo un notable calado político. Pidió un esfuerzo “colectivo” para fijar “el camino por el que debe caminar el euro en los próximos 10 años”. En la rueda de prensa posterior al Consejo de Gobierno del BCE, celebrado en Barcelona, Draghi planteó un interrogante sobre el futuro de la divisa: si va hacia una unión presupuestaria, a más cesión de soberanía de los Estados o cómo llegará a ese punto. “El pacto fiscal es solo el punto de partida”, dijo el banquero central.

“Hace falta claridad de visión para los próximos 10 años”, dijo y recordó los trabajos de metodología que se llevaron a cabo en los años noventa para preparar la entrada en vigor de la divisa común para recalcar que lo que ahora requiere el proyecto europeo “no es muy diferente”.

El organismo sigue esperando una recuperación gradual de la economía en la zona del euro a lo largo del año a pesar de que persistirán las tensiones en los mercados de deuda soberana y ajustes en la economía, junto a las “elevadas tasas de desempleo”. Auguró, además, que la inflación no se situará por debajo del 2% hasta principios de 2013. Draghi reconoció que la economía se estabiliza de momento en un nivel bajo, con lo que justificó el mantenimiento de los tipos de interés en el 1%, un nivel históricamente bajo en Europa, negativo en términos reales, aunque aún alto si se compara con Estados Unidos, donde el precio del dinero es prácticamente cero.

Reconoció que aún es temprano para que la entidad adopte una “estrategia de salida” que permita la retirada de sus medidas extraordinarias de estímulo.

Pero el presidente del BCE no aclaró si el organismo volverá a comprar bonos de los Estados con problemas en los mercados (como España e Italia) dentro del programa puesto en marcha este verano, algo que sí esperan muchos analistas. Draghi contestó con un críptico: “El programa está ahí, pero no es eterno ni infinito”.

Balón de oxígeno

En cuanto al otro gran balón de oxígeno que ha recibido la banca europea, las subastas de liquidez llevadas a cabo en diciembre y febrero —fue un billón de euros en créditos al 1%—, aplazó cualquier decisión al mes de junio. Las entidades españolas e italianas han acaparado más de la mitad de estos recursos, lo que permitió salvar las subastas de su Tesoro con buena nota y relajar las presiones sobre su deuda, a la que casa vez se le pide más interés en los mercados.

Ahora, las rentabilidades han vuelto a crecer y el Tesoro cubre holgadamente sus colocaciones de bonos y letras, pero pagan más por ello, como por ejemplo, hoy. Sin embargo, Draghi no dio por evaporados los efectos anabolizantes de esta ventanilla de liquidez. Las inyecciones de crédito barato han permitido “reducir el grado de restricción sobre el crédito, así como un fortalecimiento de la base de depósitos en los bancos de aquellos países más presionados, y una caída significativa de los indicadores de volatilidad de los mercados”.

Así que todavía es pronto para decretar que habrá una tercera ronda. Esta, en cualquier caso, es posible que no llegue con la misma envergadura que las anteriores y se limite a subastas de crédito barato, pero con vencimientos inferiores, una posibilidad que apuntaban hoy los analistas de Barclays Capital.

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