Juan Royo: Bankia, Banca Cívica y la bolsa


Burton Gordon Malkiel escribió en 1973 Un paseo aleatorio por Wall Street. El economista norteamericano afirmaba que el precio de las acciones cotizadas refleja toda la información disponible en el mercado.


En los mercados eficientes, claro. Como la economía es una ciencia social, en situaciones de incertidumbre generalizada o cuando exista dificultad manifiesta de examinar los riesgos a los que está sometida una compañía, el mercado la penalizará.

Se producirán entonces descensos en su cotización que la alejarán de su valor teórico, de su precio objetivo. Si estos temores resultaran infundados o no se produjeran las contingencias previstas, resultaría que, tras las caídas, el valor efectivamente se encuentra barato y los mercados eficientes (lo son si y sólo si todos los agentes efectivamente lo son) recogerían con alborozo las buenas nuevas premiando su cotización con alzas.

Anticiparse a estos movimientos en una época de negociación on line en la que la información fluye en tiempo real parece difícil. Por lo menos, si este tipo de negocio se plantea de forma sostenible y manteniendo como hipótesis de partida la no existencia de actividades fraudulentas como información privilegiada o manipulación de las cotizaciones.

Sin embargo, ni todos los agentes son racionales, ni todos tienen los mismos objetivos en términos de plazo de sus inversiones, rentabilidades estimadas ni predisposición al riesgo. Como reza el dicho popular, existen dos tipos de personas que pierden dinero en bolsa: los que no saben nada y los que lo saben todo.

Las inminentes, precipitadas y casi obligadas (Basilea III) salidas a bolsa de diferentes cajas de ahorros españolas se han encontrado con la lógica incertidumbre de un mercado todavía renqueante del crac de 2008. Riesgo en la asignación de activos (renta variable), riesgo geográfico (España) y riesgo sectorial (financiero) no parecen los mejores ingredientes para tomar una decisión de inversión en caliente.
¿Tienen cabida las cajas?

Sin embargo, si somos capaces de incorporar a nuestro modo de pensar no sólo nuestra propia lógica, sino también la del resto de inversores, podemos encontrar oportunidades interesantes. En 1936, John Maynard Keynes explicaba en su Teoría General del Empleo, el Interés y el Dinero que no debemos comprar las acciones que creamos que van a subir, sino aquellas que pensemos que el resto de inversores piensan que van a subir.

Si un porcentaje de nuestra cartera de renta variable puede invertirse en el sector financiero, ¿tiene cabida en las cajas? Esta pregunta se responde con otras ¿Popular, Santander o Sabadell están mejor gestionados que Bankia, CaixaBank o Banca Cívica? ¿Son más transparentes? ¿Se dedican al mismo tipo de negocio y en los mismos países? ¿Por qué la cotización de CaixaBank es del 80% de su valor en libros mientras que Bankia y Banca Cívica solo se podrán colocar entre el 54 y el 60%, respectivamente? La cuestión clave es distinguir entre valor y precio.

Es difícil saber cuánto valen las cajas (cuánto beneficio obtendremos si invertimos en ellas). En breve conoceremos cuánto cuestan (precio). Si hacemos caso a la teoría de la opinión contraria, razonaríamos de la siguiente manera: si todo el mundo infrapondera el sector financiero, todos se han desprendido ya de este tipo de valores.

O están pendientes de hacerlo, por lo que los rebotes técnicos se ven ahogados por nuevas ventas que frustran una posible tendencia alcista. En algún momento, se descontará el peor de los escenarios posibles. A partir de entonces, el valor debería comenzar a subir. Y no hay duda de que las cajas están de rebajas.
Opinión social

Al margen de estos argumentos, hay otro significativo: la sociedad española está desilusionada con muchos de sus agentes: políticos, empresarios, sindicatos, también con los bancos. No hay más que leer los comentarios que los lectores de elEconomista dejan en su web cuando aparecen noticias del sector.

Y otra cuestión nada baladí. ¿Sólo vamos a valorar a las cajas de ahorros en términos económicos? Las nuevas entidades ofrecen una apasionante oportunidad de implantar planes estratégicos socialmente responsables y de ser palanca de la financiación de las pymes y de la creación de empleo. De crear sinergias entre sus fusionadas, aprovechar economías de escala, aumentar su productividad y propiciar un crecimiento sostenible a dichas entidades.

Más allá de la dictadura del corto plazo de los mercados. La Inversión Socialmente Responsable podría ser determinante en la capitalización de las cajas. Sólo el Fondo de Pensiones del Gobierno de Noruega invierte en España 18.200 millones de euros, de los cuales 1.110 en el Banco Santander y 509 en BBVA. Una tarta a la que todo el mundo está invitado. Todo el mundo socialmente responsable, claro.

Juan Royo. Economista.
EL ECONOMISTA


logo de ccoo servicios © CCOO SERVICIOS 2017

Logos y marcas propiedad de sus respectivos autores
Se permite la reproducción total o parcial de todos los contenidos siempre que se cite la fuente y se enlace con el original