Amparo Moraleda: "El compromiso no se mide por horas en la oficina"


La presidenta de IBM en España, que ayer recibió el premio a la empresa más flexible de España en 2004, declara también que "la conciliación de la vida profesional y familiar es una cuestión estratégica" de su compañía.

Amparo Moraleda recibió ayer, como presidenta de IBM, el premio a la empresa más flexible de España. Moraleda es una prueba de que IBM es una empresa flexible ya que, como ella misma dice, de no ser así difílmente hubiera llegado al puesto que actualmente desempeña.

¿Es posible conciliar y alcanzar una carrera brillante como la suya?
Es posible, sí. Yo soy humana, no me he caído del cielo, soy humana y piso bastante bien el terreno que piso. Pero hay una cosa importante: flexibilidad en el trabajo no significa trabajar menos. Significa dar a los profesionales la posibilidad de decidir cuándo y cómo quieren trabajar. Nosotros tenemos una cultura no de horas de presencia física en la oficina sino de consecución de resultados y de orientación al logro. Para nosotros el número de horas que un profesional esté en la oficina no es una medida ni de la cantidad de trabajo que desarrolla ni del compromiso que mantiene con los proyectos de esta compañía.

Pero las jornadas laborales siguen aumentando en España, según los últimos estudios.
Éste es uno de los graves problemas del mercado laboral español.

¿Y cómo concilia usted el horario y la casa?
No lo llevo a gala, no es ningún orgullo, pero yo trabajo por las noches desde casa. Prefiero irme pronto de la oficina y estar un rato con mis dos hijas y luego conectarme al ordenador y despachar el correo, que no dejar de verlas.

Muchas de las políticas de conciliación se centran en las mujeres. ¿Éste es un problema de la mujer?
No, para nada. Hace dos años hicimos un estudio global sobre calidad laboral, y la conciliación aparecía como la preocupación principal tanto para hombres como para mujeres. Para todos. Y nosotros cuando hablamos de conciliación nos la planteamos para hombres y para mujeres.

¿Por ser mujer ha tenido que luchar más?
Yo nunca hubiese podido llegar al puesto que desempeño actualmente si no hubiera estado en una compañía que permite conciliar vida profesional y vida privada. Todos sabemos lo que supone tener niños, tener responsabilidades dentro y fuera del trabajo, tener que faltar un día de trabajo porque tienes que llevar a un niño al médico, o porque tienes un familiar enfermo en casa. Yo he tenido que vivir esas situaciones igual que cualquier otro profesional pero ese tipo de actitud y esas responsabilidades nunca me han penalizado en mi vida profesional.

¿Como mujer se considera más sensible hacia los problemas de la conciliación?
Me considero muy respetuosa con el tiempo de los demás, para no convocar reuniones fuera de los horarios normales o no prorrogar las reuniones mucho más allá de lo estrictamente necesario. Y al final esto es un tema en cascada: si el presidente no convoca reuniones a las 7 de la tarde, esa política va calando en el resto de la organización.

¿Las políticas de conciliación permitirán ver a más mujeres en la presidencia de grandes compañías?
Estoy convencida de que con una mayor flexibilidad laboral en el mundo de la empresa, con horarios más humanos, con jornadas de trabajo menos extensas, y con unas culturas mucho más orientadas al logro, las mujeres tendríamos muchísimas más oportunidades y posibilidades de tener carrera profesional en el mundo de la empresa privada. Pero las mujeres nunca podrán llegar a puestos de dirección y ocupar cargos de responsabilidad si no se les da oportunidades en los primeros estadios de su carrera, si no se confía en ellas y si no existe un convencimiento de que esas políticas son buenas, son positivas.

IBM saltó a la primera división en políticas de conciliación con su propuesta del año sabático…
La notoriedad de IBM en temas de conciliación y flexibilidad viene de largo. Lo que ocurre es que cuando se hizo el anuncio del año sabático éste fue un programa especialmente innovador. Pero lo importante no es la existencia de los programas de flexibilidad, sino que en la empresa exista una cultura donde esos programas tengan implantación y donde los empleados sientan la libertad de acogerse a ellos sin que vaya en detrimento de sus oportunidades de carrera en la compañía.

Me llama la atención que antepone la cultura a las políticas formales…
Completamente. Las políticas formales son la condición necesaria, pero no suficiente para que esos programas funcionen. El éxito depende de que la relación entre el director y el empleado no esté basada en un control, sino en un seguimiento de las actividades con una relación mucho menos jerárquica y más de trabajo en equipo, de supervisión de resultados y no tanto de tarea.

¿La conciliación es una cuestión de responsabilidad social o una política de recursos humanos?
Que los empleados puedan tener una buena conciliación entre su vida profesional y su vida privada es un objetivo estratégico porque consideramos que los recursos humanos son el recurso más estratégico que tenemos en esta organización. Y por tanto todo aquello que vaya dirigido a que esos recursos humanos puedan liberar todo su potencial en un entorno de trabajo que se lo permita para nosotros es un objetivo altamente estratégico. Todos los directores tenemos como prioridad fundamental atraer, retener y desarrollar el mejor talento de la industria.

La mayoría de las empresas ofrecen políticas a las que luego los empleados no se acogen…
El problema es la cultura, la cultura…

¿Cree que debería estar penalizado pasar mucho tiempo en la oficina?
Yo no llegaría hasta ese extremo. Al final cada uno es dueño de estar donde quiera y el tiempo que considere oportuno. Pero lo que sí es bueno es que las personas con responsabilidad ejecutiva seamos proactivos para que las jornadas laborales no se alarguen. Tenemos la llave para aliviar el problema o para agravarlo. Hay que respetar el tiempo de los fines de semana, intentar convocar más desayunos y menos comidas de trabajo, y variar esos esquemas de valoración de los empleados, siguiendo mucho más los resultados y la evolución que el mero estar en la oficina.


Un día en la vida de Amparo Moraleda


A la primera ejecutiva de IBM en España, Amparo Moraleda, le crea cierto rubor contestar a la pregunta de cómo es su día: “Eso suena a revista femenina… No, mi vida es muy normal, nada glamourosa”.
Moraleda empieza la jornada temprano ojeando la prensa económica mientras escucha los titulares de la radio para “estar al día”. A las ocho menos cuarto levanta a sus dos hijas con las que desayuna un café y a las que ayuda a prepararse para ir al colegio. Media hora más tarde, sale hacia su oficina de la calle Santa Hortensia, que se encuentra tan cerca de su casa que llega en apenas quince minutos, “sin atascos, un lujo”.
A partir de las 8.30 de la mañana, para la presidenta de IBM empieza cada día “una auténtica gymkhana con un montón de pruebas”, en la que no hay dos días iguales, “ni posibilidad de refugiarse en una rutina”. Moraleda dedica casi el 100% de sus horas de oficina a tareas que requieran su presencia.
Los viernes por la tarde, los dedica a planificar su agenda para las próximas tres semanas. “Si no dedicas tiempo a organizar tus prioridades, acabas haciendo las prioridades de los demas”, explica como quien relata uno de los secretos de su éxito profesional: “no dejar de hacer nunca un asunto verdaderamente importante”.
Una de sus prioridades es la familia. Y para dedicarle tiempo, procura evitar los viajes que no sean imprescindibles o las cenas de trabajo, porque “son tiempo que acabas robando a la familia”. Día a día, “cuando baja un poco el ritmo de trabajo, a las siete y media de la tarde, me voy para casa lo que me permite estar cerca de mis hijas, hacer con ellas los deberes, o bañarlas”. Eso sí, antes de acostarse, despacha su correo electrónico ya que durante el día no realiza prácticamente ninguna actividad administrativa. “Me gusta irme a la cama habiendo terminado bien mi trabajo”, explica. “Eso me ayuda a desconectar, aunque mis hijas son el mayor antídoto al estrés”.
Otro antídoto es el ejercicio. Dos días a la semana, antes de llegar a su despacho, la presidenta de IBM se pasa por el gimnasio donde realiza una hora de ejercicio físico, de 8 a 9 de la mañana.

La Gaceta


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