La zapatilla ética


Una wamba sin logotipo, inspirada en Nike, enciende la polémica

Esta es la historia de la Black Spot Speaker, una zapatilla deportiva, alternativa y polémica. Alternativa porque es fruto de ideas críticas con el sistema y porque pretende quitarle mercado a Nike. Y polémica porque ha generado una discusión sobre fines y medios en el propio movimiento que la impulsa. Algunos bendicen el proyecto y otros, como Naomi Klein, la conocida autora del libro “No logo”, lo critican.

El centro de la historia es una wamba histórica, con cordones, hecha de lona y con suela de goma, que durante años fue fabricada por la marca Converse. La popularizó un legendario baloncestista norteamericano llamado Chuck Taylor y a lo largo del tiempo ha seguido estando de moda. Tal y como cuentan las crónicas, la han llevado personajes tan famosos y dispares como James Dean, The Ramones o Kurt Cobain, además de millones de usuarios anónimos. El año pasado Nike adquirió Converse por 305 millones de dólares.

El otro protagonista clave de esta historia es una revista canadiense llamada “Adbusters” que lleva 15 años criticando el consumismo, la publicidad y la política de muchas grandes marcas, entre ellas Nike. “Adbusters” ha anunciado ahora que da el salto al otro lado de la realidad y que impulsa la fabricación de una zapatilla clónica de la de Nike. Se fabricará en condiciones laborales dignas y contrastadas en Asia y la publicidad se basará en decir que es una “wamba ética”. El par de zapatillas costará unos 35 euros, un precio que según Adbusters es asequible para el comprador y que permite pagar sueldos dignos a los trabajadores.

La zapatilla se venderá con el espacio reservado originalmente para el logotipo en blanco. Y sus impulsores sugieren pintar un punto en la puntera, como símbolo de la patada que el proyecto quiere ser para las grandes marcas.

El plan industrial de “Adbusters”, algo peculiar, incluye aportar dinero propio y reunir donaciones para pagar una campaña de publicidad con anuncios en “The New York Times”.

Y pasa por conseguir algunos miles de compradores a través de Internet que sean el cojín inicial de la operación. De momento, se ha hecho ya 7.000 peticiones de zapatillas a través de la web dedicada a la zapatilla: www.blackspotsneaker.org. Según explica Kalle Lasn, director de “Adbusters”, el objetivo inmediato es “hacerse con un pequeño porcentaje del mercado y demostrar que las grandes marcas pueden ser batidas en su propio terreno. Y a medio plazo, “crear un precedente que puede repetirse en otras industrias”.

La empresa Nike, de momento, casi ni ha pestañeado, probablemente porque está a la espera de los acontecimientos. El mundo alternativo, sin embargo, se ha dividido en torno a la propuesta. El movimiento Global Exchange, que preconiza el comercio justo

y que tiene su sede en San Francisco, ve la iniciativa como un paso adelante: “No podemos contentarnos con criticar, debemos construir y proponer soluciones concretas para salvar el planeta. Debemos adaptarnos el entorno político y económico en el que nos movemos”.

Naomi Klein, autora del libro “No logo”, un éxito de ventas a escala mundial en el que se retratan las políticas abusivas de las marcas, que pagan sueldos de auténtica miseria a los trabajadores en países en vías de desarrollo y venden la producción a precios elevados en las zonas desarrolladas, ha criticado esta decisión: “Los medios que analizan la comercialización de nuestras vidas cotidianas deben preservar espacios vírgenes, en los que no nos sintamos agredidos. Todo esto se cuestiona si estos medios financian una marca aparentemente anticomercial”.

La Vanguardia


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