CCOO denuncia los actos de intolerancia y discriminación racial contra las personas refugiadas y migrantes
CCOO.- El
21 de marzo se celebra el DÍA INTERNACIONAL DE LA ELIMINACIÓN DE LA
DISCRIMINACIÓN RACIAL declarado por la Asamblea General de Naciones
Unidas. Esta jornada recuerda la tragedia racista ocurrida en 1960 en
la ciudad de Sharpeville en Sudáfrica y nos recuerda y exige el
compromiso colectivo contra la erradicación de esta todavía
presente lacra social.
21 de marzo de 2017 Desde
COMISIONES OBRERAS
vemos este día como una nueva oportunidad para renovar nuestro
compromiso por construir un mundo de justicia e igualdad en el que no
existan discriminaciones por xenofobia ni intolerancia racial.
En
la declaración de Nueva York para los refugiados y migrantes
aprobada por las Naciones Unidas en septiembre de 2016, “los
Estados miembros condenaron enérgicamente los actos y
manifestaciones de racismo, discriminación racial, xenofobia y todas
las formas conexas de intolerancia contra los refugiados y migrantes”
y se comprometieron a tomar medidas para cambiar esas actitudes y
comportamientos.
Desgraciadamente,
el racismo y sus formas conexas de intolerancia se siguen produciendo
a diario en todo el mundo. La intolerancia y los prejuicios conllevan
discriminación, segregación, rechazo a la cultura y a los valores
ajenos, y van desde la negación de los derechos hasta casos de
violencia y limpieza étnica.
Asimismo
COMISIONES OBRERAS
denunciamos la actitud hipócrita e injusta de la Unión Europea y
sus Estados miembros hacia las personas refugiadas, con acuerdos que
vulneran la legalidad internacional como el vergonzoso acuerdo del 18
de marzo de 2016 con Turquía del que se cumple justo ahora un año y
que evidencia la absoluta insensibilidad de la UE y los Estados
miembros ante la crisis humanitaria de las personas refugiadas que
arriesgan su vida huyendo de la guerra.
La
primera y gran consecuencia de él es que estas personas siguen
llegando a Europa, pero ahora lo hacen a través de rutas más
inseguras -fundamentalmente a través del Mediterráneo central-, en
el que ya han perdido la vida más de 25.000 desde el inicio de la
Guerra en Siria. Esto evidencia que la preocupación fundamental de
la UE no es proteger ni acoger a estas personas, sino simple y
llanamente evitar que lleguen a Europa. Por esta razón, pretende
ahora llegar a un acuerdo con Libia, tan vergonzoso o más que el ya
suscrito con Turquía.
En
Libia los inmigrantes y refugiados son sometidos a ejecuciones,
torturas, violaciones, trabajo forzado y todo tipo de abusos en
campamentos gestionados como campos de concentración por los propios
traficantes de seres humanos. La UE no puede pasar por alto esta
circunstancia y cerrar los ojos ante el hecho de que Libia es un
caótico Estado fallido desde que la OTAN interviniese en 2011 y
donde el gobierno llamado de Unidad Nacional sólo controla una parte
del territorio. Libia no es un país seguro.
Igualmente
la Comisión Europea ha hecho públicas una serie de recomendaciones
a los Estados miembros sobre el retorno y la detención de las
personas inmigrantes. La nueva orientación se publicó sin ninguna
consulta previa con la sociedad civil y las autoridades locales, y el
mismo día que comenzaba la reunión del Foro de Migración de la UE
(foro anual oficial de la Comisión para consultar a las partes
interesadas). Además de las deficiencias en materia de buena
gobernanza, el documento de la Comisión contiene una interpretación
de los derechos humanos que los socava. Insta a los Estados miembros
a que detengan a las personas migrantes con mayor rapidez y por
períodos de tiempo más largos, y presenta el aumento del retorno
como elemento disuasorio clave para frenar la migración. El
resultado de dicha política será un debilitamiento de las
salvaguardas de los derechos humanos en el proceso de retorno y del
proceso de asilo. La vinculación del asilo al retorno, así como la
orientación explícita de las nacionalidades específicas de
solicitantes de asilo acusados de «abusar» del sistema de asilo es
ofensivo.
Mientras
tanto en Europa, seguimos asistiendo a discursos y decisiones
xenófobas por parte de muchos Estados miembros, que junto al auge de
la extrema derecha, están extendiendo un agresivo discurso
antiinmigración.
En
tiempos de crisis generalizadas, las opciones políticas de extrema
derecha tratan de afianzar sus discursos sobre el acaparamiento de
supuestas “ventajas sociales” que vinculan maliciosamente con la
inmigración, cuando la población extranjera no es sino una víctima
más de las brutales políticas de recortes asumidas con la excusa
de la mal llamada austeridad: no es casualidad que en tiempos de
políticas restrictivas en lo económico, se busquen y pretendan
también recortes de libertades y de derechos, y siempre empezando
por los colectivos más débiles y vulnerables.
Desde
COMISIONES OBRERAS
exigimos a la Unión Europea que respete el derecho internacional y
desarrolle de forma efectiva sus competencias en materia de gestión
de flujos migratorios y de asilo al tiempo que instamos al actual
Gobierno de España, a que aborde de manera activa las políticas de
inmigración y especialmente las destinadas a la integración social
de la población extranjera, normalizando el acceso a los derechos
básicos y fundamentales y respetando la dignidad de las personas, a
fin de evitar situaciones de mayor vulnerabilidad y exclusión social
que puedan dar pie a discursos racistas y xenófobos como a los que
estamos asistiendo en EEUU y algunos países de la UE.
Europa
no debe perder los valores que la configuran como un espacio común
de libertad, seguridad y justicia, que está fundada sobre los
valores de la dignidad humana, la libertad, la igualdad y la
solidaridad a los que se refiere el preámbulo de la carta de
Derechos Fundamentales de la Unión Europea.
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