Crisis de igualdad


"¿Las empresas tienen a gente con talento o a gente con más tiempo?", se pregunta Soledad Murillo
21 de enero de 2008

Señora, lo que a usted le falta para tener las mismas opciones laborales que un señor ya no es talento sino tiempo. Y si no carece de él, no importa: los prejuicios sociales se encargan de atribuirle ese déficit porque, ya se sabe, tarde o temprano, tendrá cargas domésticas y familiares que un varón probablemente eludirá, así que, por favor, no aspire a escalar más allá de los cargos intermedios en el trabajo.

- Vale, gracias, pero: ¿en la empresa se contrata a alguien con talento o a alguien con más tiempo? Porque esos factores no siempre coinciden.

Así se lo preguntaba la secretaria de Igualdad, Soledad Murillo, en el primer congreso nacional de Responsabilidad Social de la Empresas (RSE) que, centrándose en el sector turístico, organizó esta semana el Govern balear en Palma. "Del mismo modo que antes se pensaba que el personal laboral era un gasto y ahora se entiende que es una inversión, se asumirá que invertir en igualdad, no en términos de empleo protegido sino de optimizar los recursos, da resultado", resaltó Murillo. "El reto es modernizarse".

Murillo sugería así un balance del funcionamiento de la ley de igualdad, en vigor desde marzo de 2007. Un balance que, en sintonía con los claroscuros que definen la situación de la economía, nos habla también de una hipoteca aún difícil de amortizar: el talento desperdiciado de las mujeres por la creencia de que la principal responsabilidad de la renta familiar recae en el hombre.

"Pero la igualdad es cada vez más incuestionable - dijo Murillo a La Vanguardia-:las mujeres saben que esa ley les ampara y las empresas, que han de ser cautas. Preocupa tener una sentencia por discriminación". Universidades, gabinetes jurídicos, sindicatos..., los planes están ya sobre muchas mesas. En tres años se espera que sean 10.000 las empresas que reciban asesoramiento o que tengan ya un plan de igualdad de oportunidades. Si bien la ley no tiene capacidad sancionadora - "ni la buscábamos"-, pasados cuatro años se evaluará su resultado, con lo que las empresas tendrán que dar cuenta, por ejemplo, de por qué los porcentajes de tituladas superiores no se corresponden con el de mujeres en sus cuadros directivos.

No sólo la ley de Igualdad le pisa los talones a la empresa. Cada vez está más claro que ser socialmente responsable no es una moda. Es una exigencia de las nuevas formas de gestión empresarial. Y la igualdad de oportunidades entre sexos - aunque con dudoso ímpetu- consta en ese decálogo de comportamientos éticos sobre el respeto al medio ambiente, la cultura y los derechos humanos. "Una empresa no puede pretender que con tener políticas de conciliación familiar y laboral ya cumple una RSE, porque sólo concilian las mujeres", dijo Murillo. "El empresariado les atribuye un déficit del capital tiempo y los criterios de promoción están muy ligados a la disponibilidad, así que lo que hay que hablar es de corresponsabilidad familiar, pues el tiempo que las mujeres invierten en casa supone una liberación de tiempo para las personas que viven con ellas, tanto dependientes como no dependientes, de manera que los varones tienen un excedente de tiempo".

En este sentido, la secretaria de Igualdad cuestionó la forma de concebir el trabajo, que "fagocita" el tiempo de los varones, obligados a responder siempre en función del organigrama productivo. Según el último informe de la OIT, apuntó, el 18% de los hombres que trabajan en el mundo desarrollado están exhaustos.

"Me preocupa que la igualdad se asimile como un tema de la mujer. Aún más, como un problema de la mujer que muchos empresarios quieren adscribir sólo a la voluntariedad de la RSE. La consecuencia - añadió- es que al hablar de igualdad se habla de mujeres y al hablar de mujeres se habla de diversidad, es decir, de ellas como personas que tienen especiales dificultades.Pero ¿por qué tenemos que entrar en la empresa de la mano de la diversidad si somos el 51,7% de la población? No somos una minoría. Y la falta de tiempo no es asunto nuestro, sino familiar".

MARICEL CHAVARRÍA
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