Madrid, Murcia, y las islas soportan el superávit de la Seguridad Social


Navarra, con menor población, se suma a las regiones con una tasa de dependencia holgada. El resto se divide entre las que pagarían sus pensiones con esfuerzo y las que no.

Únicamente cinco comunidades autónomas tienen una relación entre cotizante y pensión que no sólo permite garantizar la renta de sus pensionistas, sino que, además, y previsiblemente, tienen capacidad para contribuir a pagar a los jubilados de otras partes de España.

Estas comunidades autónomas son Madrid, Islas Canarias, Murcia, Baleares y Navarra. Estas son las mayores contribuyentes al superávit de la Seguridad Social que, para este año, está previsto en el 0,4% del PIB.

El fondo de esta solvencia para la financiación de las pensiones está en la inmigración. Hay que tener en cuenta que la inmensa mayoría de los extranjeros que vienen a España está en edad de trabajar. En el caso de Madrid, hay que decir también que, con diferencia, se trata de la región más rica de España.

Todas estas comunidades autónomas tienen una relación superior a 2,1 cotizantes por pensión, según las tablas elaboradas por la patronal del seguro Unespa con los datos de enero pasado.

La Seguridad Social utiliza la relación entre cotizantes y pensionistas para medir la solvencia financiera del sistema en el presente y en el inmediato futuro. En estos momentos, y pese a la recesión su tasa de dependencia, como así se conoce la relación entre cotizantes y pensionistas, es de 2,67.

La diferencia entre los datos de Unespa y de la Seguridad Social es que hay jubilados que cobran dos pensiones compatibles. En enero había 7.709.553 pensionistas y 8.473.927 pensiones, pero, precisamente, los datos de Unespa ayudan a comprender el principio de caja única de la Seguridad Social, y lo que ello significa de redistribución de la renta y de solidaridad territorial. Y para ello, lo mejor es el hipotético ejercicio de trocear España y dividirla en diecinueve pequeños sistemas públicos de pensiones, con Ceuta y Melilla.

Es decir, con sus ingresos y sus gastos, con sus trabajadores cotizantes y pensionistas. Además de detectar las comunidades autónomas potencialmente excedentarias en la balanza entre ingresos por cotizaciones y pagos de pensiones, el ejercicio permite concluir también que sólo la mitad de las regiones es capaz de garantizar su propio sistema de pensiones, porque tienen 2,1, o más trabajadores/cotizantes, por prestación. En este capítulo habría que incluir también a las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla.

Por lo tanto, hay una España del Mediterráneo, con las excepciones de Islas Canarias, Madrid y Navarra que, a día de hoy, tiene una relación relativamente solvente o muy solvente entre cotizantes y pensiones. Y hay otra España que, partiendo de Aragón, se extiende por la cornisa cantábrica y el Este, Castilla y Léon y Extremadura que, si no fuera por la caja única de la Seguridad Social, tendría muy difícil, o imposible, atender la financiación de las pensiones.

De hecho, los datos de la Seguridad Social, que son los que utiliza Unespa, y se mire como se mire, desmontan la reivindicación nacionalista en el País Vasco de romper la caja única del sistema. El País Vasco no sólo tiene uno de los niveles de pensiones más elevados de España, en su cuantía, y una de las tasas de natalidad más bajas, sino que, además, su relación de cotizante por pensión, 1,9 está por debajo del 2,1 estimado.

Peor es el caso de Asturias, que tiene una tasa de dependencia de 1,3 cotizantes por pensión, y el de Galicia, con 1,4. En el primer caso, pesan las jubilaciones de la minería. En el segundo caso, el envejecimiento y la emigración de la juventud.

M. Valverde
Expansion


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