'La encrucijada del juego 'on line' en España'


El mundo. - El pasado octubre, la Dirección General de Ordenación del Juego(DGOJ), dependiente del Ministerio de Hacienda, puso en marcha la regulación de la gran asignatura pendiente de la industria del juego on line: las apuestas cruzadas y los slots o máquinas tragaperras. Se trata de dos modalidades de juego altamente rentables para los operadores y, por tanto, con gran capacidad para recaudar impuestos, pero que provocan también recelos por su potencial capacidad adictiva.
24 de noviembre de 2014

De acuerdo con la memoria anual de 2013 de la DGOJ, los españoles se jugaron en la industria del azar on line un total de 5.438 millones de euros, procedentes sobre todo de apuestas, póquer y casino. Aunque en términos de márgen -el llamado Gross Gaming Revenue (GGR), la variable económica que mide los resultados reales del sector-, el orden de actividades se desplaza hacia apuestas, póquer y loterías.

Unos datos que coinciden también con el perfil del jugador on line español: los de mayor edad prefieren la lotería frente a las apuestas deportivas y el póquer, que triunfan en los jugadores de menor edad. El perfil general, en cualquier caso, es el de un varón de entre 25 y 34 años y que tiene estudios universitarios.

Este público objetivo y la situación de la industria está provocando un notable divorcio entre los intereses del Estado, las operadoras y los usuarios. Un escenario que la respetada analista Laura Guillot define en su blog en estos términos: «La improvisación, ciertas lagunas, y ansias recaudatorias han convertido una industria floreciente en una muerte agónica para unas cuantas empresas de juego on line, y ha sido una ratonera para unos cuantos jugadores de póquer y apuestas». En su opinión, «la exagerada fiscalidad sólo permite operar o sobrevivir a grandes empresas y fomentan el oligopolio». Para Guillot, «la regulación española no ampara al jugador profesional, lo empuja a marchar, sólo favorece al recreacional, que la mayor parte de las veces acaba perdiendo el dinero a beneficio de las operadoras».

La tendencia general de 2012 y 2013 es a la baja, con un número de jugadores activos que sobrepasa por poco el millón. A finales de octubre, la Asociación Española de Juego Digital, Jdigital, se hacía eco de la fuerte caída que ha sufrido el póquer on line en España citando un informe Pokerscout, una firma especializada en medir el uso y tráfico de esta actividad en todo el mundo. De acuerdo con Jdigital, el sector movía antes de la regulación entre 80 y 120 millones anuales en España, pero esa cifra ha caído ahora a la mitad. Su presidente, Sacha Michaud, reclama al Gobierno tomar medidas urgentes para salvar el negocio de las empresas que operan en España. «La huida de jugadores de los portales regulados a redes que se encuentran fuera del país demuestra que la regulación aquí tiene que cambiar, el mercado ahora no es competitivo para los operadores ni atractivo para el usuario», concluye en línea con las tesis de Laura Guillot.

Según una investigación de la Fundación Codere y la Universidad Carlos III de Madrid, casi la mitad de los jugadores españoles de póquer on line están activos en salas ilegales. Se trata de una realidad en un sector que, para algunos expertos, ya ha tocado techo en España y está maduro. En dicho estudio, titulado Percepción social del juego en España en 2014 y publicado el pasado mes de julio, se puede apreciar el rumbo que está siguiendo el mercado regulado desde 2011, cuando se inició su implantación.

El problema tiene una solución complicada. Aunque desde ámbitos especializados se apuesta por una «liquidez compartida» que permita al menos a los jugadores españoles compartir mesas contra italianos, franceses o británicos. Una liquidez compartida que dotaría al mercado de un músculo que ha perdido por las leyes aprobadas en el último minuto de la legislatura de José Luis Rodríguez Zapateroy los posteriores desarrollos del Gobierno de Mariano Rajoy. Los países del sur de Europa comparten un modelo de legislación con un mercado cerrado, mientras que los nórdicos y el Reino Unido son partidarios de tener unas fronteras abiertas y una regulación más ligera. Las cifras de jugadores parecen, de momento, dar la razón a los que han tomado esta segunda vía.

Los 'exiliados' españoles del Póquer

Hace apenas una semana, un joven vasco acabó en sexta posición de las Series Mundiales de Póquer (WSOP) de 2014 celebradas en Las Vegas, donde casi 7.000 jugadores pagaron los 10.000 dólares de inscripción para pelear por un primer premio dotado con 10.000.000 de dólares. Aunque no era el único participante español inscrito, Andoni Larrabe se convirtió en el primer 'November Nine' (finalista) nacional en el torneo. De paso, popularizó también la camiseta del Athletic de Bilbao, al lucirla durante toda la competición. Finalmente, el cheque con más ceros acabó en las manos del sueco Martin Jacobson, si bien Larrabe hizo el viaje de vuelta desde Las Vegas con 1.622.862 dólares (1,3 millones de euros) más en su cuenta corriente. Lástima que el destino de su vuelo no fuera su Arrasate natal, sino Londres. Desde que entró en vigor la ley reguladora del sector del juego, muchos son los jugadores profesionales de póquer que se han decidido a buscar alojamiento lejos de nuestras fronteras para esquivar una tributación que ellos consideran que busca 'exprimirlos' de manera desproporcionada. El propio Larrabe ha sido uno de ellos, al establecerse en Londres junto a un nutrido grupo de españoles también dedicados al póquer. Desde allí, pelean cada día en las mesas más exclusivas del circuito mundial, cosechando destacados resultados y moviendo notables cantidades de dinero. De hecho, y según algunas estimaciones, si ese grupo de jugadores estuviera en España generaría una cantidad ingresos para las arcas del Estado que igualaría, al menos, el montante que recauda actualmente el fisco en el total de la geografía española por estas actividades. De ahí que consideran que España está dejando escapar una enorme cantidad de dinero por sacar gran tajada de pocos operadores. Pero el gran problema no lo tiene esa élite, sino los aficionados que se ganan en las mesas un pequeño suplemento 'extra' al fin de mes. Muchos dicen haber recibido cartas de Hacienda, informándoles de multas por premios ganados incluso en el año 2008, cuando sólo se jugaba en España con dominios .com. / A. M. MARTÍN


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