Draghi fracasa en su intento de reactivar la economía de la eurozona


Expansión.  La baja demanda de préstamos presiona al Banco Central Europeo para que considere medidas más radicales como la expansión cuantitativa (QE), aunque la idea sigue chocando con el rechazo de Alemania, la mayor economía de Europa.
19 de septiembre de 2014

Los bancos de Europa solicitaron 82.600 millones de euros a través de la primera de las operaciones de refinanciación a largo plazo programadas (TLTRO por sus siglas en inglés) del Banco Central Europeo, de un total de 400.000 millones de euros, mucho menos de lo que los analistas habían previsto.

Esto supuso un golpe para las ambiciones de Draghi de expandir el balance del BCE hasta el billón de euros, con el fin de incentivar el crédito a las pequeñas empresas de la región y de contrarrestar la baja inflación.

La inflación, en el 04%, sigue muy lejos del objetivo del BCE de justo por debajo del 2%. Por su parte, los inversores mantienen sus dudas sobre la capacidad de los políticos para sostener los precios, ya que el jueves cayó un importante indicador de las expectativas de inflación a largo plazo.

La tasa media de inflación prevista a cinco años dentro de cinco años cayó un 1,93% el jueves, según los cálculos de Barclays.

Dado que los tipos de interés están en mínimos, la única opción real que queda en la caja de herramientas del BCE para reactivar una economía afectada por la débil demanda y el conflicto entre Oriente y Occidente por Ucrania es el la expansión cuantitativa (QE) –la compra a gran escala de deuda gubernamental.

Las expectativas sobre el QE contribuyeron a mover el índice FTSE Eurofirst 300, que sigue la evolución de las mayores empresas del continente, un 0,9% al alza. Las acciones bancarias subieron un 1,3%, según el índice de grupos financieros Eurofirst. Los costes de financiación en los países del núcleo de la eurozona, como Alemania y Francia, aumentaron, mientras que en la periferia cayeron los rendimientos.

«El BCE se ha fijado el objetivo de expandir sustancialmente su balance», señala Krishna Guha, el vicepresidente de la firma de investigación ISI Group. «Pero, a juzgar por la demanda en la primera TLTRO, va a ser muy difícil conseguirlo sólo con las TLTRO y las compras de activos privados que se han prometido».

Guha añade: «El problema es que [el BCE] siempre ha permitido que la demanda del mercado de sus préstamos determine el tamaño de su balance, en lugar de fijarlo él mismo mediante las compras de activos. Pero lo que es óptimo para los bancos no tiene por qué serlo necesariamente para la economía».

Se cree que las autoridades del Banco Central tenían unas expectativas relativamente conservadoras con respecto a la demanda en la TLTRO, y que piensan que las solicitudes en la próxima ronda, en diciembre, serán mayores.

Por entonces, el Banco Central habrá completado su evaluación exhaustiva de la salud de las entidades de crédito de la región. Se piensa que los bancos son reacios a comprometer colateral adicional a cambio de fondos del BCE antes de que hayan terminado los test.

Una de las entidades que más fondos solicitó fue UniCredit, el mayor banco de Italia, que recibió 7.700 millones de euros. Intesa Sanpaolo demandó 4.000 millones y prevé solicitar el resto de su asignación de hasta 12.500 millones de euros en diciembre, mientras que Monte dei Paschi di Siena tomó 3.000 millones.

Los principales bancos de España (Santander, BBVA, Caixabank, Bankia y Banco Popular) solicitaron un total de 14.750 millones de euros. Del resto de entidades que accedieron a la financiación, el banco griego Alpha Bank solicitó 1.000 millones de euros.

De acuerdo con los analistas, la mayor parte de los préstamos baratos tuvieron como destinatarios bancos del sur de Europa, aunque es posible que algunas entidades de la región hayan optado por esperar hasta diciembre.

El hecho de que la demanda fuera más limitada en los países del norte de la eurozona puede ser reflejo de que los bancos disponen de suficiente financiación y de que hay bajas expectativas de demanda de préstamos entre las pequeñas y medianas empresas.

Deutsche Bank, la mayor entidad de crédito de Alemania, no solicitó financiación a través del programa, y los principales bancos de Austria también se mantuvieron al margen.

En Holanda, ING planea extraer hasta 5.700 millones de euros en dos rondas. En Francia, tanto Société Générale como Crédit Agricole demandaron fondos, aunque no aportaron cifras.

El presidente del BCE aseguró a principios de mes que las autoridades utilizarían las TLTRO junto con el programa de compras de valores respaldados por activos para aumentar el balance de los bancos centrales de la eurozona hasta los niveles registrados a principios de 2012. En el primer semestre de aquel año, el balance superó los 3 billones de euros; ahora, en cambio, ronda los 2 billones.

Las TLTRO permiten a los bancos asumir créditos a un tipo justo por encima de la tasa de refinanciación del BCE, del 0,05%, hasta finales de 2018 siempre y cuando cumplan con su objetivo de dar préstamos a las empresas. De no hacerlo, tendrán que devolver el dinero en 2016.

La próxima operación tendrá lugar en diciembre; después habrá otras cuatro en 2015 y otras dos en 2016. El BCE concederá como máximo 1 billón de euros en los próximos tres años.

Según un sondeo de Bloomberg, los economistas esperaban que los bancos soliciten créditos por valor de 174.000 millones de euros.


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