Rajoy reclama la ayuda del BCE porque "no podemos seguir así mucho tiempo"
La mal llamada cumbre europea del crecimiento se convirtió ayer en la
enésima reunión al borde del precipicio. La caída generalizada de las
Bolsas (el Ibex 35 hasta mínimos de 2003), la depreciación del euro
frente al dólar (niveles de julio de 2010) y las dudas sobre la
solvencia de varios países europeos (la prima de riesgo española cerró
en 482 puntos) obligó a los líderes de los 27 países de la UE, reunidos
en Bruselas para una cena informal, a realizar de nuevo urgentes
trabajos de reparación en una Unión Monetaria que parece resquebrajarse
por momentos.
24 de mayo de 2012
Sobre la mesa, medidas a corto plazo como
una posible reedición del manguerazo de liquidez (un billón de euros)
que el Banco Central Europeo llevó a cabo hace tres meses. O la reforma
del fondo de rescate, por quinta vez desde su creación en 2010, para
darle acceso a la liquidez cuasi ilimitada del BCE y autorizarle a
participar en la recapitalización directa de los bancos en dificultades.
En todos esos puntos, Berlín y Fráncfort aparecían para muchas
delegaciones como los enemigos, si no a batir, al menos sí a convencer. Y
el estreno de un presidente francés socialista, François Hollande, daba
ayer renovados alientos a ese bando partidario de la intervención para
relajar las primas de riesgo.
Pero al cierre de esta edición ni Merkel ni el BCE habían dado
señales de flexibilidad. La canciller consideró prematura la creación de
instrumentos como los eurobonos, planteada por París. Y el BCE, que
mantuvo una teleconferencia con el resto de instituciones europeas antes
de la cumbre, se resistía a realizar nuevas inyecciones de liquidez. La
alternativa, una petición de ayuda al fondo de rescate, volvió ayer a
ser descartada por el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy.
Pero Rajoy advirtió a sus socios que la pasividad de Bruselas y
Fráncfort socava los ajustes que están haciendo países como España.
"Europa tiene que dar una respuesta, no podemos seguir viviendo así por
mucho tiempo", clamó Rajoy tras reunirse poco antes de la cumbre con
Hollande, en París.
Una urgencia parecida se apreciaba en las palabras del otro líder en
dificultades, el primer ministro italiano Mario Monti. "Necesitamos
medidas que se puedan adoptar en el corto plazo y para eso debemos
comenzar hoy el debate para poder aprobarlas en la próxima cumbre de
junio".
La desesperación se extendía incluso entre los socios de la UE que no
comparten la moneda única. "No podemos venir una y otra vez a cumbres
de este tipo", se quejó el primer ministro británico, David Cameron, a
su entrada en el edificio Justus Lipsius, la sede del Consejo Europeo
donde se celebró la cena. Cameron reconoció el impacto de la crisis del
euro en su propio país y pidió soluciones estructurales (como en la
regulación del sector bancario) que zanjen de una vez las dudas sobre la
economía del Viejo Continente.
Herman Van Rompuy, e l anfitrión de la cena en su calidad de
presidente del Consejo, rogó a los 27 presidentes de Gobierno que
afrontaran la reunión "sin tabúes" y dispuestos a estudiar todas las
opciones políticas posibles para rediseñar la Unión Monetaria del
futuro.
Advertencia a Grecia
Las palabras de Van Rompuy eran el eco de la petición cursada por el
invitado estelar de la cena de ayer: Mario Draghi. El presidente del
Banco Central Europeo pidió hace unas semanas que los líderes europeos
aclaren cómo será la zona euro dentro de 10 años.
Poco antes de la reunión de ayer, sin embargo, cundían dudas sobre
cómo será la Unión Monetaria dentro de 10 días. La salida de Grecia del
euro planeaba de nuevo, con la agencia Reuters informando de que ya
estaba en marcha la preparación de "planes de contingencia" para paliar
los efectos de esa ruptura en el resto de la Unión.
El Ministerio griego de Finanzas se vio obligado a "negar
categóricamente" la existencia de esos planes, pero la credibilidad de
las capitales europeas en general, y la de Atenas en particular, se
encuentra tan dañada que ningún desmentido logra calmar del todo la
inquietud.
La cumbre, además, no dudó en repetir las advertencias al pueblo
griego sobre la conveniencia de acudir a las urnas el próximo 17 de
junio como si se tratara de un referéndum sobre su continuidad en la
moneda europea.
Varias delegaciones (entre ellas las de España, Francia o Italia) se
negaron a especular lo más mínimo sobre la posibilidad de una expulsión
de Grecia, todas advirtieron que, gane quien gane las elecciones, el
país deberá continuar con los ajustes, una clara señal para disuadir a
los votantes de Syriza, el partido de extrema izquierda que ha prometido
el fin de la austeridad.
"En Grecia", resumió el presidente del Parlamento Europeo, Martin
Schulz, durante su intervención en la cumbre, "hay quien alimenta la
ficción de que es posible suspender el reembolso de la deuda y las
reformas estructurales y permanecer en la zona euro".
Schulz también apoyó la creación de un impuesto sobre las
transacciones financieras (la llamada tasa Tobin) como parte de un pacto
del crecimiento que complemente el pacto de rigor fiscal y los planes
de austeridad.
Otros asuntos sobre la mesa de los líderes europeos
Papademos matiza sus palabras sobre la salida de Grecia del euro
El
primer ministro griego, Lucas Papademos, destacó que "no tiene
conocimiento de ninguna preparación específica" sobre la salida de
Grecia del euro "en las instituciones europeas o de otros países
europeos" ni tampoco en el país heleno. En unas declaraciones difundidas
ayer ampliamente por la prensa griega, realizadas a última hora a la
cadena estadounidense CNBC, Papademos insistió en que no se podía
"excluir la posibilidad" de que los socios de la zona euro estén
haciendo dichos preparativos tras la incertidumbre política surgida tras
las elecciones del 6 de mayo. Pero subrayó que el abandono de Grecia de
la moneda única es "improbable que se materialice" y es un "escenario
no deseado".
Papademos matizó así unas declaraciones previas al
diario estadounidense The Wall Street Journal en las que advertía que
los preparativos para una posible salida del país de la zona euro se
estaban considerando.
Medio millón de jóvenes empleados
El
presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, presentó ayer en
la cumbre europea el resultado del trabajo de los grupos de expertos
que envió a los ocho países, entre ellos España, con mayor problema de
paro. Barroso aseguró que esa experiencia piloto, iniciada en febrero,
ha permitido reorientar casi 7.300 millones de euros de los fondos
estructurales para contribuir a la creación de 480.000 puestos de
trabajo para jóvenes con la participación de 56.000 pequeñas y medianas
empresas. En España, en concreto, se han movilizado 1.100 millones de
euros, 7.700 pymes... pero Barroso no dio datos sobre la creación de
empleo.
Rubalcaba augura una "nueva política económica" en Europa
El
secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, respaldó ayer a
François Hollande a favor de combinar las políticas de ajuste con otras
para promover el crecimiento y la creación de eurobonos con el fin de
reducir las diferencias que pagan los países de la zona euro respecto a
Alemania para refinanciar su deuda, porque le vienen a España "como
anillo al dedo" en su situación actual de "recesión".
Rubalcaba
auguró "una nueva política económica en Europa" porque la actual
política basada en el ajuste solo ha contribuido a "profundizar en la
crisis" en países como España e Italia. El líder del PSOE también
insistió en la necesidad de flexibilizar los plazos para cumplir el
objetivo de déficit del 3% en 2013 para garantizar "una consolidación
fiscal inteligente", de manera que el "ritmo" de ésta sea "compatible
con el crecimiento económico".
Monti plantea un nuevo cómputo del déficit
El
primer ministro italiano, Mario Monti, defendió ayer la creación de
eurobonos como medida para impulsar el crecimiento, aunque admitió que
"para varios Estados miembros no son ideas digeribles a corto plazo".
Italia
se mostró partidaria también de que las inversiones públicas se
excluyan del cómputo del déficit público, una idea que hasta ahora no ha
encontrado eco en el resto de socios de la eurozona. El primer ministro
italiano apostó por ello por "encontrar soluciones más a corto plazo"
para impulsar el crecimiento y "que puedan lograr rápidamente el
consenso" y se aprueben en la cumbre del 28 y 29 de junio.
cinco dias
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